Taller
de escritura en informática
Facundo Cardozo, Franco Fassi y Juana Schroeder.
En
una noche tormentosa, un colosal y oscuro animal de ojos
infernales y mirada penetrante espantó al bosque con su presencia.
El rojo carmesí de sus extremidades
parecía convertirlo en el hijo de la noche, capaz de derramar su perversa
herencia en el ambiente.
Cualquiera que
lo montara terminaba en el infierno,
hasta que un hombre de mirada celestial y postura intensa, con el silencio atronador de las huestes del
infinito que lo consumían por dentro, trepó a su lomo negro.
Dice la leyenda
que en una batalla murió pero su espíritu
sigue rondando por estas tierras. Ahora se llama “Coraje” y lo entrega
generosamente a todo aquel que se lo pida.
Galgano Thiago , Pizzi Julián y Miller Camila
Luego de unos
días volvimos al bosque y encontramos una sombra que parecía ser un caballo.
Había un silencio atronador, realmente nos sorprendió. El cielo estaba
claroscuro, chispeante. Su sombra era
veloz tanto que parecía un hijo de la
noche. Iba muy presuroso cuando un
caballero lo azotó y lo montó. El noble era robusto, gran barba y los magnos rizos de su pelo parecían ásperos.
El color de su piel era pálido. Parecía un
ángel del infierno. La colosal cabellera del animal semejaba ser sedosa, de un
color rojo carmesí... Sangre… Ocultaban
un misterio ancestral. Desaparecieron de repente… Suspenso.
Chadi
Agostina, Goldemberg Julián, Vigil Thiago
Una tarde gris y
lluviosa, en un bosque espeluznante, húmedo,
habitado por un silencio atronador y penetrado por una niebla infinita,
un caballero del castillo de Gronlinchid decidió explorarlo con su caballo,
escudo y espada en mano. Caminó, caminó,
caminó y caminó hasta que notó un brusco movimiento entre los árboles que se
encontraban llenos de musgos. De repente, una criatura misteriosa lo atacó. Él
sacó su espada y se la atravesó por la garganta. Acto seguido: la criatura
murió. El caballero sintió un fuerte impulso por escapar de ese maldito bosque
habitado por ángeles del infierno. Gracias a la velocidad de su caballo pudo
escapar rápidamente y sin ser lastimado.
Cuando llegó a su pueblo se dio cuenta que su familia había sido
capturada por el príncipe Levin Yoghurer Petruhyt del reino del castillo de Welfeisterneytz. Sin pensarlo
tomó a su astuto caballo y partió hacia esas tierras medievales. ¿Podrá el
caballero salvar a su familia? Ya lo
veremos…
Nico
López, Valentín D`amico y Lucas Martínez
El olor a humedad invade el lugar con su
aroma particular. A lo lejos resuena
un ruido extraño
como si fuera un galope suave. De
repente un rizo rojo asoma detrás de un árbol y un tono de piel bastante oscuro
de aspecto sedoso, observa a través de unos bellos ojos. Este asombroso ser era
un caballo. Detrás, un hombre de aspecto primitivo caminaba cerca de su
potro. Ni una palabra surgía de su boca, el único sonido
que se podía escuchar era el silencio
atronador que atormentaba el lugar. Tan
antiguo era su aspecto que semejaba un
muerto viviente. El hombre, subiéndose a
su caballo fue diligente hacia el horizonte desapareciendo como una sombra en
la noche. Inesperadamente unas huestes
con caballos acompañaron al extraño ser,
jefe de un ejército infernal, que
buscaba conquistar el imperio de las almas.
Pettinato
Martina y Romero Agustín
Un
perfume ligero, un ángel celestial cuyo color es el azul cielo, un pigmeo, tensa calma, una graciosa torpeza, una larga barba, un silencio atronador que
reinaba y una gran batalla entre ángeles y demonios que se desataba. Gente
inmutable. De repente, un gran caballo infernal de color negro claroscuro y un
rojo carmesí, bajó a toda velocidad de una colina empinada ocultando un
misterio ancestral: era hijo de la noche, y un gran rayo escandaloso lanzado
por Zeus a su lado, deslumbró. Impacto.
Barceló, Robaina y Miyasato
Estaba
ahí ese caballo “maleable” con sus huestes infernales bañadas en
rojo carmesí. Era un ejército colosal. Parecía el fin del mundo y el
despiadado país de Alicia entre sus extrañas maravillas.
El
caballo era veloz con su fiel encargado quien tenía un perfume penetrante pero
al mismo tiempo suave. El hombre era pigmeo y transmitía una tensa
calma. Un pequeño gran individuo que
siempre cometía graciosas torpezas.
Llevaba consigo un misterio ancestral, que compartía con su caballo.
Camino
a la guerra, ellos y sus huestes habían perdido a uno de sus mejores hombres quien antes de morir
parecía un muerto viviente.
A
la caída del sol, se veía el claroscuro del caballo, inquieto de carácter que lo hacía parecer un ángel del
infierno, y con esa actitud pretendía ganar la gran batalla “De los siete mares”...
Confusión y caos…
Volvieron del combate como grandes victoriosos. Sin embargo tenían 123
muertos y 50 sobrevivientes heridos. El
caballo se había quedado sin su fiel encargado. Por lo sucedido, dejó de ser un
potrillo de guerra, para cumplir el sueño de su amo: convertirse en el mejor caballo que un humano, simple y
común, pudiera tener.
Gumbau Mateo, Lioi Marcelo y Mercuri Valentina
Hombre serio e
intenso. Fuerte. Ojos profundos y mirada
fija. Perfume penetrante. Lastimado por dentro y su furor por fuera provocaba
espanto y muerte.
Había pertenecido
a las huestes celestiales.
Todo era azul cielo, hasta que un día cambió. Se volvió rojo intenso y carmesí. Llegó el
fin del mundo y al país de las maravillas, con su familia quiso llegar. Ahora
el silencio atronador lo invade y no puede pensar. Las ideas se vuelan con la
poca brisa que hay.
Caballo de guerra,
fuerte y poderoso, galopando en el
claroscuro del paisaje. Relámpagos, truenos y gritos de aldeas poco alejadas.
El coloso alazán corre contra el viento sin dudar. Seguro de sí mismo, su
mirada lo hace notar. El olor a humedad
lo incomoda un poco, pero no le importa al trotar. Lo importante es llegar…
Morena Dausu, Mateo Corvaro y Nazarena Ruiz
El caballo es oscuro como la noche. Sus patas
rojas reflejan un diamante escarlata y
parecen estar pintadas al igual que su pelo. Detrás de él se ven los colosales
montes impactados por los truenos. El silencio
es interrumpido por el ruido del golpe de los rayos. Su intensa cabellera vuela, mientras corre
velozmente. Parece ser un animal del infierno por su forma física
delicadamente perversa.
La tensa calma del hombre demuestra su
madurez y poder. Con su gran bigote de época y su intensa mirada parece ser
alguien importante. Cabalga.
Bianchi Mora, Sayar Tomás y Ziccardi Renata.
El hombre tiene
un perfume intenso, una mirada fija y un cabello ondulado que provoca una
impresión estéticamente tenebrosa. Su bigote despeinado, hace que su sonrisa sea más linda. Da la idea de ser un
pequeño gran hombre. Tiene una gran solapa
de forma que su traje resalta.
Parece un pintor de los años `70, Armando Montesinos.
El caballo se ve
reflejado en el suelo con la luz de la
luna. Parece un animal guerrero, tiene una patas color rojo carmesí. Huellas de
sangre. Su pelaje es negro como las nubes de tormenta que reflejan la oscuridad y el temor. Al
chocar su crin con el viento provoca un silencio atronador y su cola tiene unos
reflejos rojos que se identifican con su
corazón. Su pelaje transmite un aroma a flores del bosque y sus
ojos brillan como si fueran perlas.
Candela Nahum, Nicolás Pepe y Vera Zadunaisky.
Su cuello claro
es la única luz que refleja su personalidad triste y perdida en sus perturbadores sueños
que nunca lo dejarán escapar. Su aspecto es prolijo pero su vida es un desorden. Siempre charlando solo con el cuadro
cuya temerosa figura es un caballo en la tormenta. Al mirarlo se
siente bien porque es una de las pocas cosas que se parecen a él: solo,
perdido, nervioso y sin nada ni nadie con quien compartir sus emociones.
Pero… ¿Si pasara lo que ambos temen? Que sus
espíritus se separen y se encuentren perdidos y solos en su imaginación… ¿Qué
harían? ¿Ya no estarían más juntos?
¿Serían solamente dos simples cuadros? ¿Es que alguien sospecharía que
alguna vez estuvieron unidos por la historia?
¿Un caballo tan veloz terminaría
siendo nada más que un simpe hijo de la
noche vacío y triste dentro de un cuadro? ¿Un hidalgo tan valiente perdería
toda su gracia en un encuentro con la
torpeza?
Facundo Alonso y Micaela Sartori.
En ese momento se escuchó un relámpago e inesperadamente apareció una figura delante
de nuestros rostros. Era espeluznante. El hombre tenía una espesa y negra
cabellera. Su cara no revelaba buena
actitud. Tenía un largo bigote. Su atuendo era oscuro y tenebroso. Otro
relámpago y un sombrío caballo con armadura apareció. Su cuerpo era rojo y
demostraba una gran agilidad. Sus ojos, negros y hoscos, no revelaban nada. El
aroma de las dos figuras era a uva. El caballo corría por la tierra en busca de
algo. No descubrimos qué es, todavía…
Wanda
Neumann , Lucas Brizuela.
Una tensa calma invadía
la estancia. De repente, un silencio atronador
me estremeció. Con un perfume ligero, de sus manos goteaba un rojo
carmesí. El hijo de la noche deambulaba por allí, con su sombra claroscura. Un
caballo presuroso se hallaba a su lado, como un ángel del infierno ¿Qué destino
despiadado le ocurrió al pasajero de graciosa torpeza cuyo único error había
sido pasar por aquel lugar de muertos vivientes?